Mantener el cuerpo hidratado es importante durante todo el año. La deshidratación afecta nuestro rendimiento a lo largo del día y nos hace más lentos, irritables y susceptibles a los dolores de cabeza. En medio de todo esto, el sueño también pierde.
En realidad, la hidratación tiene un fuerte impacto en la forma en que dormimos e ir a la cama en un estado de deshidratación, incluso si es leve, definitivamente interferirá con la calidad del sueño.
Cuando hay deshidratación, las vías respiratorias, la boca y la nariz, se vuelven más secas y esto facilita la molestia de los ronquidos. Otra de las consecuencias de una hidratación insuficiente son los calambres en las piernas, que pueden despertarnos con un dolor agonizante.
Para evitar estas dolencias la solución es beber mucho líquido durante todo el día. Recuerde que estos líquidos no deben contener cafeína, de lo contrario pueden interferir con el sueño. Una o dos horas antes de acostarse debe detener la ingesta de líquidos, para que no tenga que despertarse durante la noche para ir al baño, otra situación que afecta la calidad del sueño.
Recomendamos que:
-Ten siempre una botella de agua cerca y bebe agua con frecuencia durante todo el día, aunque no sientas sed.
-Beba un vaso grande de agua cuando se despierte, para reponer el agua que perdió durante la noche por la humedad de su aliento (especialmente si respira por la boca) y la transpiración;
-Si tiene dificultades para beber agua natural, siempre puede optar por té o infusiones de hierbas o frutas, para darle un sabor más a su gusto;
-Atención a la ingesta de café y bebidas alcohólicas. El primero solo debe tomarse una hora y media después de despertarse y el segundo no debe consumirse en las tres horas previas al sueño. Por cada bebida tomada también debe beber un buen vaso de agua.
La hidratación es uno de los factores que pueden interferir con la calidad del sueño, pero hay otros a tener en cuenta, como un colchón cómodo, una base adecuada o la almohada más adecuada para ti.